'Diálogos 2.0' con Ángel Ortiz: "El buen periodismo no depende de la temática"

26 / feb / 2013 - Raúl Masa (@raulmasa). 

La globalización ha llevado a la máxima ese dicho de que el periodismo es informar de que ha muerto el Duque de Bruselas a gente que no sabía que Bruselas tenía un Duque. Por ello, poco a poco va ganando peso el periodismo de verdad, el de nuestra localidad, nuestra región, el de nuestros intereses. Así, nos acompaña Ángel Ortiz (@Angel_Ortiz_Da) periodista y director del diario HOY de Extremadura. Una visión cercana en un mundo global. 

Dicen, los más viejos del lugar, que el periodismo de verdad cuanto más local, mejor, ¿qué tiene eso de cierto? 
El buen periodismo no depende ni de la temática ni de su campo de acción, sino de otros valores. Por eso lo que habría que remarcar es que no porque sea periodismo local es de menor calidad. Lo que sí es cierto es que la cercanía con los protagonistas, las noticias, las fuentes y la audiencia que implica el periodismo local hace que éste se deba hacer armado de un profundo compromiso con la profesión. En el periodismo local un redactor tiene vínculos con las personas sobre las que habla y a las que algunas veces fastidia mucho mayores. Y eso, que es una ventaja en ocasiones, se convierte en un riesgo que hay que saber gestionar. 

¿Le interesa más a una persona lo que pasa en su ciudad, o al final le hacemos creer que lo importante es lo que pasa en Bruselas? 
Lo que más le interesa a cualquiera es lo que le afecta más directa e inmediatamente. Bruselas te cambia la vida mucho más a largo plazo que una gran tormenta inesperada, un bache a la puerta de tu casa, una nueva zona de columpios en el barrio… En el periodismo local eso lo tenemos muy claro. Lo que no impide que abordemos temas más globales. Pero siempre nos ponemos en la situación de cómo puede afectar a nuestros lectores como, en nuestro caso, extremeños, pacenses, cacereños, etc… 

Sobre este asunto, ¿cómo ves el estado de salud informativo en Extremadura?, ¿falto algo?, ¿sobra algo? 
Mientras en una comunidad autónoma o provincia, en cualquier sociedad, exista un solo medio autónomo y capaz de contar lo que hay que contar, y cuando se debe contar, existe esa salud. La salud informativa es una cuestión cualitativa, no cuantitativa. Cien voces diciendo lo mismo y por los mismos motivos valen mucho menos que dos que ejerzan de verdad la función del periodismo. 

Y extendiendo eso al periodismo patrio, ¿qué crees que puede sobrar? 
Sobra personalismo, sobran medios que nunca fueron ni serán rentables por sí mismos y su periodismo, sobra autoflagelación (la prensa no tiene un futuro tan negro como muchos, bastantes veces interesados, quieren hacernos creer) y sobra demagogia dentro de la propia profesión. 

En cuanto al futuro del periodismo, ¿hablamos? 
Sí, claro. Existe un futuro para el periodismo. El problema es que nadie ha averiguado todavía cuál es ni cómo se sostendrá por sí mismo. 

En ese futuro, ¿cómo ves todo lo que suponen las redes sociales y demás herramientas digitales? 
Como herramientas. El periodismo históricamente se ha hecho a través de muchos canales y empleando cada vez herramientas más sofisticadas que han acelerado y mejorado la capacidad de acceder a información o la velocidad y la inmediatez de nuestra relación con la audiencia. No se hacía periodismo igual con teléfonos que sin ellos; ni se hace igual con teléfonos móviles o sin ellos. 

Redes sociales y entorno digital son dos saltos más, impresionantes, por supuesto, pero que no deberían cambiar los fundamentos profesionales de un oficio que da trabajo a miles de personas porque aporta un valor. Si la sociedad o los profesionales no logramos mantener aislado el periodismo de lo que no lo es (blogs personales, twitter, perfiles sociales, etcétera), tendremos todos, sociedad y periodistas, un grave problema. Porque el periodismo es veracidad, es responsabilidad, es regularidad, es verificación, es jerarquía, es selección. Y todo ello, sobre la base de unos criterios concretos que no son caprichosos. Si Internet destruye o camufla todos esos activos hasta el punto de que dé igual quién y cómo cuente lo que está pasando, algunos estamentos políticos, económicos y sociales estarán encantados, pero la ciudadanía perderá capacidad de controlarlos e influir en ellos. Sin duda. 

Haciendo un ejercicio con la bola de cristal, ¿cómo te imaginas el panorama comunicativo dentro de 10 o 15 años? 
Confío en que quedarán aquellos medios que sean los mejores en algún terreno, el que sea, temático, sectorial, geográfico... Lo demás, lo corriente, lo mediocre, lo general, lo rutinario, puede que siga existiendo, pues siempre habrá quien quiera y pague su propio altavoz para perder dinero, pero será irrelevante. Lo que sí creo es que el debate sobre el futuro de los medios es algo que se ha circunscrito a una cuestión gremial, como si fuese algo que solo afecta a los periodistas y a sus empresas, cuando no es así. 

El eslogan ‘sin periodismo no hay democracia’ está muy bien, pero habría que darle la vuelta: sin democracia no hay periodismo. La democracia se asienta y fortalece sobre un diálogo constante de la opinión pública en torno a hechos públicos, noticiosos y veraces. Sospecho que algo está fallando en ese diálogo para que esté en riesgo el periodismo… De hecho, creo que lo que está fallando es algo más grande y global que el periodismo. Falla su ecosistema, la democracia, y de ahí surge también la peligrosa corriente de que la sociedad no necesita intermediarios. Sin intermediarios, el ciudadano de a pie queda a merced del poder. Siempre.

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