Crítica: 'Los idus de marzo'

3 / mar / 2012 - Rafa Bargiela.

Steven es un talentoso joven que se encuentra dirigiendo la campaña electoral de un prometedor senador en su carrera hacia la presidencia. Durante la campaña se acabará dando cuenta hasta qué punto se es capaz de llegar por mantener el poder, escalar en política y sobrevivir en un mundo de lobos.

El cine de George Clooney va creciendo a medida que se va confirmando como uno de los mejores intérpretes de la actualidad. Su cine, escueto, simplista y sin alardes dramáticos muestra un especial interés en la muestra de los entramados más mezquinos que esconden los mundos en los que ambienta sus películas, al menos en sus muestras políticas: 'Buenas noches y buenas suerte' y esta 'Los idus de marzo'.

Como en aquella cruda y enigmática historia sobre el senador McArthur y su caza de brujas, en esta ocasión Clooney se reserva un papel secundario para dejar el peso de la historia a todos los pesos pesados de los que se ha rodeado para contar esta intrincada conspiración.

El emergente Ryan Gosling, que elige sus guiones cual mujer su vestido de boda, hace una interpretación convincente de una joven aspirante a comerse el mundo dentro de la política. A su lado encontramos a dos grandes con mayúsculas que se acostumbran demasiado últimamente a someterse a papeles secundarios que, no obstante, engrandecen la historia. Paul Giamatti representa hábilmente a un veterano roedor político, encargado de la campaña contraria, que rivalizará directamente con su alterego de la campaña protagonista interpretado por el sutil, camaleónico y magistral Phillip Seymour Hoffman. En manos de estos maravillosos actores Clooney aparece para iniciar y concluir la trama, dejando que su personaje se dedique a la imagen mientras sus turbiedades se debaten en la oscuridad.

Mientras vemos como una fortuita casualidad marca el ascenso y caída de un inocente joven, Clooney nos muestra de manera arisca y personal los extremos a los que son capaces de alcanzar la gente a cambio de triunfar, a cambio de tapar sus pecados más oscuros, lo poco que pueden valer los ideales cuando un está cayendo. Una crítica en la frontera entre la intriga y el drama en la que en este caso director ataca a la clase política actual y la batalla por el poder.

Sin extravagancias comerciales, la película especifica su trama a una hora y media en la que cuenta lo esencial de un tema agrio y verdadero.

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