19 / oct / 2012 - Alfonso Dols.
Se trata de una novela pequeña en formato. Es una aventura diminuta en el tiempo, convertida si se quiere en una fábula que no aspira a rivalizar con grandes hazañas de intrépidos marinos como en ‘Moby Dick’. Trata sobre un día pesca, o también un día más en el trabajo de un viejo pescador cubano, tanto da.
El hombre en cuestión es un viejo marino que confía en cambiar la "suerte" que le ha sido esquiva en sus últimas incursiones. El lugar es el cálido mar del caribe, como ya hemos indicado, la isla es Cuba, son los años ‘60. Y la novela es ‘El viejo y el mar’.
Me parecía oportuno rendir homenaje, o simplemente hacer mención, a esta emotiva novela de Hemingway. Esta pequeña historia de un viejo pescador que se enfrenta al mar. Un día de pesca que se transforma en una cumbre entre el hombre, el mar y su soledad.
En la novela destaca la gran precisión con la que describe Hemingway cada uno de los procesos que se van detallando. El libro está relatado en una prosa muy amena, un lenguaje muy sencillo y llano, se trata de una historia cotidiana, que dota de una mayor verosimilitud y profundidad a los personajes. Por el contrario, la narración que realiza Hemingway es también tremendamente precisa y realista relatando las distintas maniobras que está realizando el viejo en el mar.
Para un profano en la materia resultan unos pasajes muy ricos en detalles acerca de la profesión del pescador, demostrando la maestría y la destreza de un oficio ya casi en desuso. En este sentido estas descripciones tan precisas ayudan mucho a agilizar el relato, dotándolo de un mayor interés y profundidad, cuando éste se encuentra en un estado de reposo o previo al desencadenante de la "acción".
Cuando la historia se lanza, y la simple salida a pescar de un viejo pescador, se transforma en la épica de una lucha entre el hombre con mayúsculas y la naturaleza, es donde el relato adquiere toda su dimensión. El hombre y el mar, la vida y a muerte. La lucha de un hombre por salvar su vida y a la vez obtener su éxito y reconocimiento local de un pueblo, o simplemente cumplir el sueño de un niño, aprendiz, que le espera en la playa, para aprender de él todas sus habilidades y poder aprender a volver a vivir junto al joven aprendiz.
En la agonía de vivir del hombre, en mitad de alta mar, el relato nos desnuda los sentimientos agónicos del viejo, los miedos, las incertidumbres y las esperanzas de un pobre señor en mitad del mar, convertido en una epopeya entre el hombre y el destino.
Podríamos estirar esto más. Compararla con otras obras de Hemingway, dentro del marco de sus viajes, su vida, su relación con Cuba, pero en SHdC no me pagan lo suficiente, y sobretodo desvirtuaríamos el objetivo de nuestra idea que es la de leer la novela, y es que, difícilmente se puede escribir con más estilo y precisión de una obra que la propia obra.
Así que como decía Luis Buñuel a los periodistas que le esperaban para hacerle preguntas: "No tengo nada que decir. Todo lo que he querido decir lo he plasmado en mis películas. Gracias".
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